Curioso, la de cosas inútiles que guardamos; que van cogiendo polvo, tornándose amarillosas, entrando en el tunel oscuro del olvido...
Hasta que un día, alguien decide hacer la enésima limpieza, la milmillonésima ordenación del desván, el expurgo de aquel libro que leimos cuando llegaron las vacaciones...
Entonces, -¡voilà!- surge la joya olvidada, el recuerdo perdido, aquella alegría convertida en boleto en combinación con la Lotería Nacional.
Como es el caso. El 7 de abril de 1979 algún alumno -o alumna- de aquel Instituto que aún no tenía otro nombre que "Instituto de Gallarta" se llenó de alegría; fue afortunado con un premio importante: una calculadora. Algo así como un ordenador de última generación, si hemos de poner la equivalencia actual.
Las personillas del COU82 acababan de ingresar; estábais en Primero de BUP. Qué cosas, aquellas palabras para designar un tipo de bachillerato se los tragó la trampa! Luego vinieron la ESO, la ESPO, las progresiones adecuadas o inadecuadas, una cierta pérdida del valor del estudio...
Alguna pipiolilla matriculada en aquel Primero de Bachillerato ha encontrado esta joyita. ¿Quién?
¿Recuerda alguien a quién le pudo tocar aquel premio tan importante, una calculadora, instrumento que hoy suelen regalar algunas empresas como propaganda?
¿Tiene alguien en su desván, entre las páginas de aquel libro del camarote, otro boleto de aquella rifa del 79?
Es firme: quien sea capaz de descubrir el nombre de la que tuvo guardado "este" boleto y enseñe el que estuvo rotulado con el número 12345 habrá ganado como premio un viaje de una semana a alguna isla de los mares del sur.
Ánimo! No es premio difícil de alcanzar. Suerte, coutorras!
Pues a mí estas cosas me resultan la mar de interesantes.
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